Las sales se alzan como guardianas del equilibrio y la sanación. Sus cristales brillantes, formados por la alquimia de los elementos, nos invitan a sumergirnos en sus secretos ocultos.
Cual mensajeras de la tierra, despliegan sus dones sobre nuestra piel sedienta.
Sus minerales penetran en lo más profundo, liberando tensiones y aflojando los nudos del cuerpo y el espíritu.